COLUMNISTAS

Morena sigue sumando senadores

A pesar de que las elecciones se llevaron cabo hace cinco meses el partido en el poder gana más curules

Por Ángel Álvaro Peña

El principal problema del Poder Legislativo en este momento es que la oposición, apoyada por la prensa, quiere hacer creer a la población que tiene fuerza. Se ponderan las ventajas de un equilibrio legislativo, como si esto garantizara la gobernanza siendo todo lo contrario. Con una disposición de curules equitativa, el país no se mueve.

Un Congreso con igual número de legisladores de todos los partidos políticos sería un caos. Los actuales resentimientos entre los partidos políticos no pueden pronosticar acuerdos ni consensos con fuerzas semejantes, sino todo lo contrario.

Los conservadores son proclives a señalar un Congreso equitativo como una muestra de democracia, cuando en realidad la democracia es el mandato de las mayorías y éstas pueden ser aplastantes o reñidas, pero el equilibrio entre diputados y senadores implican que nada puede moverse ni para bien ni para mal. Los conservadores quieren que nada pase, que nada cambie, de hecho, suspiran nostálgicos por el pasado, de ahí que quieran darle a entender a los mexicanos que los desequilibrios no son democráticos, cuando en realidad son parte esencial de la democracia.

Así, el reciente debate sobre la validez de la reforma en materia de supremacía constitucional creó nuevos roces, a grado tal que el líder nacional del PRI y coordinador de los senadores de su partido, abandonara su curul para reclamar, cara a cara, al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, que no le dio el uso de la palabra. Minutos antes la mayoría había votado para comprobar que el tema había sido totalmente discutido.

La oposición no se acostumbra a ser tratada como minoría, a pesar de llevar más de seis años en esa posición. Esto llevó al coordinador parlamentario de Morena en el Senado, Adán Augusto López Hernández, a anunciar que la próxima semana habrá dos senadores más del PRI en las filas de Morena, situación ya anunciada por el ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Es decir, Morena y sus aliados tendrán un total de 89, cuando la mayoría calificada en esa Cámara es de 86.

A partir de esta discusión, algunos priístas en el Senado, vieron que su futuro, como priistas y políticos en lo individual, carece de futuro. Luego del berrinche de su líder, con cuentas pendientes con la justicia, el futuro del partido que gobernara por casi un siglo el país, se ve negro.

Hace una semana la senadora priista Cynthia López,  había renunciado al tricolor, esto se suma al rechazo de Manlio Fabio Beltrones, a seguir los lineamientos del partido hasta que no se vaya de la presidencia del CEN, Alejandro Moreno, quien responsabilizó a la senadora de beneficiar con su ausencia, la aprobación de la reforma de “supremacía constitucional”, al no votar en contra de la iniciativa el jueves pasado.

Es decir, el éxodo de priistas a otro partido a 60 días de iniciar las actividades del Congreso no tiene precedente, por lo mismo, anuncia otras deserciones. No sólo las dos anunciadas para la próxima semana sino otros más que dejarán el PRI. Empezó las actividades legislativas con 14, ahora sólo tiene 12 y en una semana tendrá sólo 10.

Una vez que se define el futuro de Alejandro Moreno podría haber más. Porque este personaje puede tener suerte inesperada, como puede ser desaforado y presentado ante la justicia, por decisión de la mayoría de los legisladores, puede también quedarse en la dirección de su partido otros cuatro años. Ambas situaciones pueden provocar deserciones, nunca adiciones, lo cual hará que el PRI tenga su peor momento en los próximos meses.

La mayoría morenista ha logrado en este terreno alcances sin precedente como el hecho de aprobar 39 reformas a la Constitución en 60 días. Tareas que a veces se llevan los seis años de gobierno de los presidentes del pasado. Esto se logra con una mayoría que crece incluso después de las elecciones, porque la suma de senadores y diputados a Morena también aumenta,

La población deberá valorar qué es más importante si el equilibrio de fuerzas que inmoviliza al país o la actualización de leyes que transformen México y rompan con el viejo esquema de complicidad entre funcionarios públicos y empresarios, pasando por la intromisión impune del clero o la injerencia inadmisible de gobierno extranjeros, y la impunidad que vendía los jueces.

La reforma al Poder Judicial abre al tiempo la modernización de un sistema con más de 100 años de no ser modificado por temor. Zedillo redujo el número de ministros de 26 a 11, pero no cambió la estructura, simplemente colocó ministros afines a sus intereses. Ahora, lo importante es cambiar el modelo y a los jueces, ministros y magistrados que hicieron del poder Judicial un feudo intocable y todopoderosos, tanto que ahora son los mismos ministros quienes aseguran estar sobre la Carta Magna, al intentar juzgar una reforma a la Constitución que ya está convertida en ley por la mayoría de los legisladores por mandato de la población.

Así, no es gratuito que el partido más afectados con los cambios sea el PRI, porque gracias al estancamiento de muchas de las instituciones, se fortalecieron. Ahora es tiempo de transformar y de volver a la justicia con legalidad.

La reforma al Poder Judicial creó mitos como el hecho de que al renunciar los ministros de la Corte el orden jurídico del país se desestabilizaría; al contrario. Se corrige con el tutelaje del pueblo.

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