Claudia, el estilo personal
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Quienes aseguraban que el ex presidente de México no dejaría pasar ni un día sin mostrarse en público, quienes consideraron que es un megalómano que no puede vivir sin el aplauso de la población, siguen esperando que asome la cabeza desde Palenque, y seguirán en eso ante la falta de argumentos y proyectos.
Mientras tanto, la Presidenta diseña con palabras y hechos, su propio estilo de gobernar, sin máscaras ni imitaciones, con firmeza y de manera muy diferente a la de su antecesor, aunque dentro de los lineamientos de la 4T, que son claros y permiten flexibilidades. Porque para muchos mexicanos escuchar al pueblo es algo que no ocurre cuando en realidad es la directriz más importante de todo gobierno.
La oposición cada día se queda con menos banderas, recordaremos aquellos anuncios de algunos agoreros del desastre, quienes decían que a la llegada de López Obrador el desempleo se dispararía, la inflación crecería, el peso se desmoronaría, no habría inversión extranjera, que se reelegiría, que la hambruna iba a generalizarse, etc.
En este mismo sexenio la eternamente plurinominal Kenia López Rabadán anunció que a partir del 1 de enero de 2025, la gasolina estaría en 30 pesos el litro, no sucedió. Es por ello que la población ha dejado de creer en sus profecías que sólo intentan infundir miedo, pero nunca se han puesto a trabajar en un proyecto serio, que identifique a la oposición, más allá de descarrilar el proyecto del actual régimen.
La población en su mayoría es solidaria y piensa en el país; los otros, consideran que mientras más se alejan de los pobres, más dinero tienen. Mientras tomen distancia con la gente de a pie, son más poderosos. La eterna comparación con el resto de la población que intenta segregar a quienes ellos consideran que son inferiores ya sea por su salario, por el color de su piel, por su forma de hablar, de vestir y hasta por la música que escuchan.
Recientemente un grupo de personajes que adolecen de cultura, incluso musical, criticaron a quienes asistieron, siguieron en las redes o festejaron el festival de PolyMarchs, una actriz de segunda que no se caracteriza por su cultura ni siquiera mediana, llamó nacos a quienes ahí festejaron. Los miembros de la oposición cuestionaron una fiesta que reunió más de 200 mil personas convirtiendo el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México en la discoteca más grande el mundo. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo, pero la amargura de quienes se ven derrotados no perciben lo bueno sino lo malo.
La imaginación vuelta tan alto en los especuladores de la información que aseguran que el ex Presidente sigue viviendo en Palacio Nacional o que le dio un infarto y fue a atenderse a Cuba, o que está deprimido porque le hacen falta los aplausos. Una serie de adivinanzas que quieren que la gente adopte como hechos consumados en medio de una tranquilidad social que no puede alterar los rumores de quienes ya no saben cómo desestabilizar al gobierno.
La Presidenta está atenta a su trabajo y sólo desvía la atención de la realidad cuando en las conferencias matutinas les preguntan, a veces con mala intención, sobre los rumores que lanza la oposición. Ella nunca se niega a contestar por absurda que sea la pregunta.
Los periodistas suelen hacer preguntas en dichas conferencias que agreden, cuyo contenido a nadie interesan, pero tienen órdenes superiores de sus mesas de redacción de intentar lastimar al gobierno. Claudia Sheinbaum ha sido no solo sortear sino poner en su lugar a los sicarios de las noticias, descubriendo la causa, el origen y verdaderos autores de cada pregunta mal intencionada.
A la oposición le interesa confundir, para luego manipular y después dominar, esa ha sido la mecánica de la sociedad perversa entre prensa y gobierno. Ahora ya no le funciona. A tres meses de gobierno de Claudia Sheinbaum la oposición se muestra con la brújula perdida. Los partidos políticos fuera del poder quieren transformarse en partidos nuevos, como si se tratara de algo que depende de ellos. La normatividad electoral exige un apoyo popular del que carecen.
Ninguno de los líderes que dicen tener tras de sí a millones de mexicanos puede asegurar, en este momento, obtener el registro de sus partidos. El 20 de enero se inscribirán por los menos tres organizaciones que quieren convertirse en partidos.
Vienen de una derrota, y no cualquier derrota, los aniquilaron, un partido político desapareció y de sus cenizas ahora quieren hacer otro, los mismos personajes, los mismos argumentos, los mismos planteamientos.
La única bandera que hasta el momento encuentran es producto de la confusión que tienen entre democracia y dictadura. Si los mexicanos votaron mayoritariamente por un partido, el resto debe acatar, pero le llaman autoritarismo. Si así fuera esa palabra ni siquiera podría mencionarse en los medios; sin embargo, los opositores la mencionan en sus propios canales de televisión y sus redes sociales. Nadie los reprime. Al contrario, mientras más califican de autoritarismo este régimen su ridículo es mayor.
Aquellos tiempos de represión contra los jóvenes que implicaban tortura, desaparición y muerte han quedado atrás. Ellos son los que añoran el autoritarismo que infundía miedo para poder alcanzar la impunidad en todos y cada uno de sus actos de corrupción que a pesar de que no fueron pocos, no alcanzaron a acabar con el país.
La presidenta impone su estrategia personal, su estilo de combatir la delincuencia y de otorgar seguridad a la población. Responde con el mismo talante agresiones que alabanzas y conoce su trabajo. Lo cual no podríamos decir de los presidentes de este siglo del PAN y del PRI, que impulsaron leyes en detrimento de la economía mexicana.
La reforma energética, por ejemplo, estableció las condiciones internacionales para que el precio de la gasolina no pueda reducirse considerablemente, pero ahora la oposición reclama que se baje el precio a 20 pesos. Dentro de estos mismos lineamientos la oposición quiere que sea la 4T la que deshaga sus errores como es el caso del Fobaproa que firmó el PAN y el PRI en apoyo a los empresarios y banqueros de dentro y fuera de México, y ahora exigen que simplemente desaparezca, como si esto no tuviera implicaciones que ellos mismos firmaron para evitar su extinción.
La posición firme ante el poderoso vecino del norte, a quien contestó contundente: “A México se le respeta”, muestra la firmeza de una convicción y la confianza de un apoyo popular sin precedente en la historiad de México.
La Presidenta camina por el sendero de la Cuarta Transformación y cabalga escuchando a la gente. No hay equivocación cuando se atiende a la población ni margen de error cuando se le escucha. Método que pocas veces se practicó en el pasado.
PEGAY CORRE.- EN los últimos meses crecieron las denuncias por el delito de narcotráfico en México, esto no quiere decir que haya aumentado el delito sino que se ha perdido el miedo de la población a denunciar y se muestran mayores logros en el combate a este delito… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.