COLUMNISTAS

Ni derecha ni izquierda; todo lo contrario

Por Herlindo Robles

Francia 1789, el clero y la nobleza formaban dos estamentos que lastimaban los intereses de burgueses y pueblo llano, pues estos eran la base de sostenimiento económico de los privilegios de los dos primeros, que gozaban de exención de pago de tributación.  Así los burgueses organizaron el tercer estamento buscando apoyo del pueblo llano, autoproclamando el tercer estamento, con el objetivo de terminar con el sistema feudal. De esta nueva representación se derivó el nacimiento del Estado moderno. 

En asamblea realizada el 5 de mayo de ese año, se inauguraron los estados generales, siendo presidida por Luis XVI, teniendo a su derecha al clero, a la izquierda la nobleza, y frente al tercer estamento que representaba a la burguesía y pueblo llano. 

Ante el antagonismo de intereses la asamblea no alcanzó acuerdo, siendo hasta el 9 de julio del mismo año que fue celebrada la Asamblea Constituyente, uniendo la nobleza con el clero y manteniendo la unidad del tercer estamento, convirtiendo así al Estado francés en una Monarquía Parlamentaria constreñida por los Estamentos de derecha e izquierda. Así es posible observar que el Estado moderno, tiene la oportunidad de que sus ciudadanos tengan la oportunidad de escoger cual es el método de gobierno más oportuno para el desarrollo económico, político, social y en general de toda la nación. 

 

 

Para ello, surgieron en el sistema democrático los partidos políticos, en base a la declaración de principios, plan de acción, plataforma política e incluso doctrina por parte de los más sectarios. Ante ello la oferta política de cada uno de estos institutos políticos, está sujeta a la aplicación de sus documentos básicos, que por cierto en México, son de un claro “gatopardismo”, pues se cubren con el manto constitucional, y en la práctica, no cumplen ni uno ni otro. 

Más allá de ello, se han convertido en el mayor lumpen de impunidad, albergando en su mayoría grupúsculos de criminales de cuello blanco, negro, azul y de todo color, pues le tiran a todo lo que se mueve, desde el robo de combustible, hasta alianzas con grupos de crimen organizado, pasando por desvíos del erario público, creyéndose con protección de derecho divino, pues no existe quien les pueda reclamar sus latrocinios, pues de inmediato se constituyen en “mártires de la democracia y perseguidos políticos”. 

Bajo este modus operandi es dable la proliferación de la impunidad entre los actores políticos corruptos, y que en su mayoría se encuentran enquistados en el sistema político desde hace mucho tiempo, teniendo una amplia resistencia hacia los cambios que implica la llegada de la Cuarta Transformación de la vida pública de México. 

 

 

Ambivalentes de conciencia, muchos “chapulines políticos” buscan espacios y negocian sus “habilidades” a cambio de puestos de elección popular y bien recibidos por institutos desfondados en su membresía, dan vida a sus franquicias antagónicas al espíritu de la democracia. 

De ahí que debe de existir una norma estricta que evite que personas de principios y convicciones políticas volubles a intereses individuales, puedan brincar de charco en charco. 

 

 

Twitter: @zorvha

 

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