COLUMNISTAS

Ángel Álvaro Peña y el poder de la amistad

 

Por Raúl López Gómez

Nacido en Tuxpan, orgulloso de su tierra, Ángel Álvaro Peña, un hombre al que le apodaron con cariño y reconocimiento Alma Grande el Yaqui Justiciero.

Desde joven aprendió el arte de hacer amigos y hermanarlos hasta la muerte, siempre fiel a este principio.

Con estudios de la universidad de la vida con amigos como Manuel Buendía, Julio Scherer, Francisco Martínez de la Vega, Alberto Peniche, Jesús Reyes Heroles, José Pablo Robles Martínez y Luis Echeverría Alvarez, entre otros much os grandes personajes de la vida política nacional y periodística, que lo llevó por caminos insospechados de superación.

Primero, amigo cercano del gobernador Rafael Murillo Vidal, desde antes su asesor como el líder en el Senado de la República y más tarde muy cercano con el gobernador de Veracruz.

Después, desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como un colaborador cercano a don José López Portillo, se siguió hasta Los Pinos, en donde desempeñó el cargo de Jefe de Giras del Presidente, con tanto poder como el de un civil que hasta pudo superar al Estado Mayor Presidencial con los que mantuvo una excelente y cordial relación de trabajo de mucho respeto y coordinación nunca antes vista.

 

 

En aquel tiempo, fue el más cercano colaborador de todas las confianzas al presidente José López Portillo, y con acceso hasta la familia como una persona de casa.

Cómo jefe de giras presidenciales con un poder absoluto de decisión  en los actos del presidente o de decidir de los invitados a subir al avión en las giras nacionales o internacionales, siempre pendiente de todos los detalles con una precisión de alta eficacia.

Con grandes recuerdos de su gran amistad con el inolvidable general de división Miguel Ángel Godínez Bravo, entonces Jefe del Estado Mayor presidencial.

Con grandes amigos y compadres de toda la vida Sergio Flores Armida, Joaquín López Doriga, Ignacio Morales Lechuga, José Luis Santiago López, entre muchos presentes y ausentes por el paso del tiempo.

Va la anécdota de aquellos tiempos, cuando visitó al subsecretario de hacienda, su paisano Agustín Acosta Lagunes, para decirle que se preparara para ser gobernador de Veracruz y a los días siguientes le llevó a presentar a su compadre y amigo Sergio Flores Armida, quién luego fue presidente municipal de Boca del Río, contra viento y marea.

Sergio Flores Armida, creó aquella frase histórica de quienes le argumentaron falsamente, de que no tenía residencia y respondió con la clásica ironía jarocha, sí  tengo y bastante grande, publicaba en una de sus columnas el jefe de jefes de los Cárdenas, el periodista Francisco Cárdenas Cruz, famoso de esa época.

Ángel Álvaro Peña, siendo jefe de giras presidenciales, consentía a todos sus paisanos de la prensa de Veracruz en las visitas de don José López Portillo a estas tierras, tanto así que hay una foto histórica de la prensa de estos lares con el presidente, algo que nunca más se volvió a repetir y quedó para el gran recuerdo de sus compañeros y amigos.

Seguiremos informando, de quién también fue nombrado hombre de luz, al resistir para salir con vida y victorioso por la caída de un rayo del cielo, y que vive para contarlo con humildad y fe en Dios. Así las cosas.

 

**Las columnas firmadas en este medio son responsabilidad de quienes las firman**

 

 

 

 

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