COLUMNISTAS

Coludidos medios y capital con la oposición

 

Por Francisco Blanco Calderón

Tres acontecimientos recientes que determinan la pugna por el poder para recuperarlo y dar continuidad a las tropelías del libre mercado, son las complicidades de gobiernos desplazados y sobre todo el predominio de los grandes intereses trasnacionales en el saqueo de los recursos naturales y energéticos. Tres sucesos que explican el sometimiento de gobiernos, empresas, instituciones religiosas y sobre todo medios de comunicación convencionales y redes sociales, con la pléyade humana de analistas, conductores, periodistas, legisladores, jueces, magistrados y esa clase media aspiracionista, manipulada y manipuladora: Las tomas de las sedes de Congresos federales tanto en Estados Unidos con Donald Trump, como la de Brasil con Jair Bolsonaro, ambos presidentes desplazados en sus procesos electorales internos, y el caso de Perú con el Golpe de Estado, lawfare, para preservar el control este 2023 de toda la riqueza mineral y energética que hizo crecer al país en un 27% en el 2022. Esta modalidad de guerra judicial que acusó de golpista y encarceló al presidente electo  en  las urnas,  por la voluntad de las mayorías, Pedro Castillo. Modalidad ensayada con Mel Zelaya en Honduras, con Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y con Cristina Fernández de Kirchner en Argentina. En los tres casos salieron al descubierto, nuevamente, las alianzas de los grandes medios, radio, televisión y prensa, con los púlpitos religiosos, los CEOS empresariales, los congresos nacionales, la población mediatizada y el gran capital trasnacional.

En el caso de México son evidentes estas alianzas perversas y cínicas para incidir en los procesos electorales que se avecinan, en el 2023 y 2024. El caso, exageradamente mediático de la magistrada Yasmín Esquivel, para “desbancarla” en sus aspiraciones de presidir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación paralelamente con los acontecimientos sospechosos del metro metropolitano, con una evidente “mano negra” de opositores a la 4T para desbarrancar a Claudia Sheinbaum de la transición presidencial, así como los Culiacanazos en la detención formal de Ovidio, hijo del Chapo Guzmán. El primero que se soltó para proteger a la sociedad civil de la violenta reacción del cartel de Sinaloa y en el segundo caso, frenando  una evidente maniobra de inteligencia del Ejército y Guardia Nacional, para contrarrestar y controlar las reacciones violentas.

El manejo mediático se focaliza en tres etapas La historia de los medios de difusión masiva en México se explica, a grandes rasgos, a partir de tres periodos de su sistema político: el que va del surgimiento de la nación independiente del siglo XIX hasta la etapa posrevolucionaria, en la década de 1920; la fase del régimen bipartidista, disfrazado de unipartidista, que controló el poder desde 1929 hasta  el año 2017 y  a partir de la Cuarta Transformación en la presidencia de la República.

En esta  tercera etapa de los medios en México tiene que ver con el periodo de transición político-partidista en la presidencia de la República en el 2018,  todavía con la resistencia de las corporaciones televisivas a perder terreno en el espacio público. Para desgracia de los medios hegemónicos, este periodo también estuvo definido por una transformación fuera del alcance nacional, una irrupción tecnológica de profundas consecuencias culturales. Luego del intento financiero de capitalizar los espacios punto com, que llevarían a la bancarrota a diversos negocios alrededor del mundo, el giro decisivo para la economía digital fue la llegada de la web 2.0 con un diseño basado en la participación y toda una nueva generación de plataformas y espacios de prensa digital.

En México han destacado los medios digitales Contralínea y Sin Embargo.mx, así como el Sistema Estatal de RadioTelevisión del actual régimen y la presencia del periódico La Jornada, como último bastión de la prensa independiente en nuestro país. Contrarestando la ofensiva mediática, cínica, depravada del Reforma, Financiero, Universal, Siempre, Proceso, Aristegui y Grupo Formula y todos sus columnistas, comentaristas y conductores “abandonados de la mano de Dios” sin el moche, mordida, cochupo que los alimentaron por décadas.

German Espino-Sánchez en su artículo en Scielo.org.mx, lo determina así: “Con el cambio de régimen se ha instaurado un nuevo escenario de la comunicación política para las campañas presidenciales de México, entre las principales transformaciones están: 1) El régimen autoritario que ordenaba la rotación del poder en México ya no existe, por lo que la pluralidad de actores y reglas del juego se ha transformado; el presidente ya no constituye el centro del poder sino que ahora existen diversos sectores que luchan por influir en el sistema político; 2) los medios han roto el pacto corporativo que sostenían con el gobierno, por lo que ahora funcionan como poderosos grupos de presión; 3) el público elector que durante el régimen autoritario tenía un rol pasivo en la actualidad ha asumido un papel más participativo y a veces promueve cambios en el sistema político”. 

Las reacciones populares sobrevinieron de inmediato tanto en el caso de Brasil en respaldo a Lula Da Silva como en el caso de Perú para exigir la renuncia de Dina Boluarte, la excarcelación de Pedro Castillo y convocar de inmediato a elecciones nacionales. Al igual en México la población pese al gran manipuleo mediático ha reaccionado favorablemente en el caso de los accidentes provocados al sistema del Metro metropolitano, afectando seriamente a los millares de usuarios sin escrúpulo, valorando solo el propósito partidista de recuperación de los espacios perdidos. Lucha encarnizada que se da, como en las contiendas de la lucha libre, de máscara contra cabellera, sin piedad ante el asombro popular.

 


 

 

 

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