Prendida de alfileres, el PRI debilita la alianza
<<Desbandadas en todo el país dejan sin militantes al tricolor luego de la derrota del Estado de México>>
Por Ángel Álvaro Peña
Omar Fayad Meneses, el último gobernador del PRI en Hidalgo, después de 40 años de militar en el PRI salió de su partido por diferencias con la cúpula. El ex presidente municipal de Pachuca, casado con la actriz de telenovelas, Victoria Ruffo, dijo no coincidir con los intereses del partido con su proyecto personal, con lo que inició en esa entidad, una desbandada del PRI, probablemente más de la mitad de los priistas hidalguenses, incluyendo a Fayad, se encaminan hacia Morena.
Omar Fayad es hechura política de Jesús Murillo Karam, para quien actualmente se piden 82 años de cárcel por el caso Ayotzinapa por la desaparición de 43 jóvenes guerrerenses.
Omar Fayad tiene una larga trayectoria, siempre cobijado por Murillo, a los 23 años se desempeñó como Jefe de los Departamentos de Documentación Jurídica y Ejecutiva de la PGR, de 1985 a 1986; luego, Jefe del Departamento de Estudios Legislativos de la PGR de 1986 a1987; Subdirector de Estudios Legislativos de la PGR de 1987 a1988; Subdirector de Docencia en el Instituto Nacional de Ciencias Penales INACIPE, que pertenecía a la entonces PGR, de 1989 a 1991; Director de Información Jurídica en INACIPE de1991 a 1992. Es decir, más siete años trabajó en la PGR, que abarca los sexenios de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo. Periodo en el que fuera gobernador Adolfo Lugo Verduzco y Jesús Murillo Karam.
Después de dedicarse a la educación pública y privada, en 2000, en pleno auge del foxismo, Omar Fayad fue diputado federal en la LVIII Legislatura, de 2000 a 2003. Hasta que, en 2016, se convierte en gobernador de Hidalgo, y a la llegada de Manuel López Obrador, mostró su inclinación y simpatía por el nuevo presidente, a grado tal que evitaba cualquier tipo de diferencias con el mandatario, parecía de Morena y no del PRI. Ahora a unos meses de haber concluido su mandato, la descomposición del PRI es el pretexto o causa, para dejar el partido al que había llegado 40 años atrás.
Las inconformidades de Fayad Meneses con la Dirigencia Nacional del tricolor se hicieron más evidentes a finales de 2021, cuando el presidente nacional del PRI, Alejandro Alito Moreno Cárdenas, acusó al exmandatario de presuntamente haber entregado la entidad en el proceso electoral de aquel año, cuando, por primera vez en más de nueve décadas, la entidad fue ganada por otro instituto político.
Luego de la derrota electoral del Estado de México, último bastión del PRI, con influencia política, muchos priistas culparon al líder nacional Alejandro Moreno de unirse electoralmente al PAN, que nunca tuvo coincidencias ideológicas con el tricolor; sin embargo, no aprendieron de la experiencia amarga de las derrotas hasta que el tricolor quedó con sólo dos gubernaturas, cuya cantidad de habitantes sumadas, es el equivalente a tres municipios del Estado de México.
La derrota electoral el Estado de México muestra la decadencia de un partido que ya no puede sostenerse solo. Desde hace años requiere del PAN como muleta electoral y al agónico PRD, para hacer el trabajo sucio.
Ante esta realidad las renuncias al PRI se multiplicaron a lo largo y ancho de todo el país, principalmente en Sinaloa, donde se dio a conocer la renuncia de Fernando Pucheta Sánchez, ex alcalde de Mazatlán y de Grecia Mirleth Aguilar González, regidora del Ayuntamiento de Culiacán.
En una carta dirigida a Paola Gárate, presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, Pucheta Sánchez señala que renuncia a su militancia de 30 años en el tricolor, en desacuerdo “con la forma en que viene trabajando el partido”.
La salida de estos personajes en Sinaloa prácticamente deja sin militancia priísta al estado, lo cual implica que en las próximas elecciones el tricolor perderá su registro en esta entidad, lo mismo ocurrirá con otras, al parecer Hidalgo y otras del sureste, como Quintana Roo, donde ya lo perdió.
SE DESTROZA EL PRI
El PRI se diluye desde adentro por la pérdida de capacidad electoral, los militantes salen despavoridos para no ser ellos los que cierren la puerta.
Nunca ha estado tan frágil la alianza opositora, creada, prácticamente a fuerzas, en nombre de la sobrevivencia por un empresario, que no representa a nadie, ni a los empresarios. Un mediocre que se autodenominó líder y compró la unidad y la voluntad de sus dirigentes, pensando en que la suma cuantitativa pudiera compensar las desgracias cualitativas que representan el PAN, el PRI y el PRD, cuyas anomalías no olvidan los mexicanos.
Se dice dentro el tricolor que mientras siga Alito Moreno al frente del PRI, las muestras de repudio hacia el campechano crecen. Las miradas están ahora puestas en Alfredo de Mazo, quien fuera vilipendiado por el líder nacional de su partido, a grado tal que consideran que, de un momento a otro, puede renunciar al PRI.
La verdad es que le echaron montón a Alfredo del Mazo porque no fue solo el líder de su partido que le reclamó no hacer nada para instrumentar el fraude electoral en la entidad sino que los líderes nacionales de los otros partidos, que integran la alianza opositora, Marko Cortés y Jesús Zambrano, también le reclamaron, como si tuvieran autoridad para hacerlo.
Además, integrantes de los otros partidos que conforman la Alianza Va por México siguen presionando para que tanto PAN como PRD se separen del PRI, ya que temen que Alejandro Moreno no cumpla con los acuerdos para elegir al candidato presidencial que competirá en 2024, nada raro en él que está obsesionado en ser el bueno, para la Presidencia de la República.
El protagonismo patológico de Alejandro Moreno, impulsa la huida de priistas hacia otros partidos, porque ni siquiera los señalados como posibles candidatos tienen posibilidades, es decir, Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu, Ildefonso Guajardo, José Ángel Gurría y Alejandro Murat, sólo estarían convocados para aplaudir e impulsar la campaña de Alejandro Moreno, seleccionado y electo por sus incondicionales del CEN del PRI.