COLUMNISTAS

Alito sacrifica a Del Mazo

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

Como si el PRI pudiera darse el lujo de perder líderes y militantes, el dirigente nacional de ese partido interpuso la posible expulsión del exgobernador del Estado de México, porque asegura que Alfredo del Mazo tuvo que ver con el triunfo de la profesora Delfina Gómez, porque no puede todavía reconocer que su partido está en decadencia desde que llegó a dirigirlo.

La Comisión de Justicia del PRI deberá tomar decisiones trascendentes porque se da a la tarea de abordar y tomar decisiones acerca de la denuncia presentada contra Alfredo del Mazo Maza, quien forma parte del Grupo Atlacomulco, fundado por Carlos Hank González, figura emblemática de la política mexicana, Jefe del Departamento del Distrito Federal durante el sexenio del último presidente de la Revolución, José López Portillo, quien dejara el poder en 1982.

Un año antes, en 1981, Alfredo del Mazo González, el líder más sólido de ese grupo, se convirtió en el gobernador del Estado de México, considerado desde siempre un bastión del PRI por muchos años. Incluso era considerado el laboratorio electoral por excelencia. Porque sus elecciones se llevaban a cabo un año antes de los comicios presidenciales y eran un anuncio, muy cercano a la realidad, de lo que sucedería con el cambio del Jefe del Ejecutivo.

Desde esta perspectiva, el Grupo Atlacomulco, fundado en 1915 aproximadamente, se convirtió en el grupo más trascendente detrás de la dirigencia nacional del tricolor desde los setenta; es por ello por lo que Alejandro Moreno quiere dejar sin memoria el partido que encabeza, para ser el único referente de su dirección.

La sombra de los grandes hombres y mujeres del PRI le estorba, porque son sus fantasmas nocturnos todas las noches que le impiden sentirse el dueño y señor de un partido que ha llevado a perder prácticamente todas las gubernaturas.

Los mexicanos, sobre todo los priistas, saben que la derrota electoral de ese partido no fue culpa de nadie más que del propio Alejandro Moreno, acusado de varios desvíos de fondos durante su gestión como gobernador de Campeche, donde hizo una gran fortuna de manera inexplicable.

Es por ello que solicitó a la Comisión de Justicia del PRI iniciar un proceso de expulsión contra Alfredo del Mazo, quien, durante su último periodo como gobernador evidenció, según Alejandro Moreno, una estrecha relación con el presidente López Obrador y la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum.

El exdiputado federal del PRI, y figura incondicional de Alito, José Rangel Espinosa, denunció que Del Mazo trabajó contra los intereses del PRI en el Estado de México, llegando incluso a calificarlo como un «cáncer» que debe ser erradicado.

Lo cierto es que la mala fama que precede al PRI en sus ejercicios administrativos lo coloca como un grupo de poder que se caracteriza con la práctica constante de la corrupción en cada lugar que gobierna; sin embargo, lo que pueda creer el líder nacional y sus pocos seguidores es que ese partido sólo cuenta con dos gubernaturas, Durango y Coahuila, ambas en coalición electoral con el PAN y el PRD, lo que quiere decir que solo no hubiera ganado esas elecciones, de no ser por la alianza opositora estaría sin gubernaturas.

Este panorama es el que obliga a tratar de borrar la memoria de los priistas y de los mexicanos en general para dejar en el olvido a personajes como Isidro Fabela, Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, Salvador Sánchez Colín, Arturo Montiel Rojas, Jorge Jiménez Cantú, así como el mencionado Carlos Hank, a quien el artículo 82 de la Constitución le impidió ser Presidente de la República, por tener padres extranjeros, también figuran en ese poderoso grupo personajes como Enrique Peña Nieto y Alfredo del Mazo Maza.

Es decir, quiere borrar de la historia nacional a políticos que transformaron el país dentro y fuera de la Presidencia de la República. Verdaderamente son monstruos de la política comparados con Alejandro Moreno, quien surgió de la casualidad y de la falta de cuadros que el PRI dejó de preparar por el asombro que le causó la gran derrota de 2018 en las urnas, cuando no supo cómo fue el gran deterioro de la imagen de un partido que gobernó por casi un siglo la República Mexicana.

En su segundo día consecutivo en el Estado de México, López Obrador inauguró el Tren Interurbano México-Toluca, a pesar de que aún quedan tres estaciones por construir para que la ruta conecte con la Ciudad de México. Durante la inauguración, Del Mazo fue abucheado por un puñado de personas en su último acto público como gobernador, mientras que el presidente le dio su respaldo, situación que fue la gota que derramó el vaso de la paciencia del líder Moreno Cárdenas.

De así considerarlo prudente, Alfredo del Mazo aún tendría la posibilidad de impugnar la decisión y presentar un Juicio para la Protección de sus Derechos Político-Electorales ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pero si alguien está harto de Alejandro Moreno y del actual estilo del PRI es el exgobernador, a quien Alito quiso tratar como títere.

Así, le cayó como balde de agua fría al campechano la declaración del presidente López Obrador, quien dijo que Alfredo del Mazo había actuado como un verdadero demócrata al no interferir en el proceso electoral. Porque para tener contento al líder, debió apoyar una especie de fraude electoral para impedir, por la vía de la ilegalidad, el triunfo de Morena en la entidad.

Salga o no expulsado Alfredo del Mazo, la simple decisión del líder nacional motivará una nueva desbandada del tricolor, que irán a afiliarse a otro partido y, para su desgracia, ese partido será Morena.

PEGA Y CORRE.

A la llegada de Claudia Sheinbaum a Morelia, Michoacán, como parte de su recorrido por el país para integrar la unidad de su partido, encontró que buena parte de la CNC priista renunció al tricolor y se unió a Morena, lo mismo sucedió con líderes de diferentes municipios del PRD en la entidad…

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

Comparte en redes sociales