COLUMNISTAS

Presos políticos, familias rotas

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

La familia es la base de toda sociedad, es el cimiento principal de una Nación, y la esencia de un país. Cuando se habla de defender a la sociedad se refiere a satisfacer las necesidades, derechos e intereses de la familia, que impulsa la movilización de un país; sin embargo, cuando una familia se rompe, el país lo resiente.

Pero cuando esa familia la rompe quienes dicen defender la sociedad se convierte en un crimen. Esto sucede todavía en México a pesar de que se diga desde las más altas tribunas que no hay represión, ni persecución, ni presos políticos.

Si el aparato de gobierno prohíbe a un padre de familia ver a sus hijos es una tortura, más aún cuando ese padre se ve impedido de convivir con los suyos por estar preso por un delito que no cometió.

Pareciera como México retrocediera medio siglo, donde las familias se dividían por capricho de los gobernantes simplemente por representar un peligro para los intereses de quienes tienen el poder.

Este es el caso de Rogelio Franco Castán, que hace unos días se vio impedido de celebrar el cumpleaños número 11 de su hija menor por estar sujeto a arresto domiciliario. La historia sucede en el México contemporáneo donde la represión no se ha ido y es aprobada por acción u omisión, por las más altas autoridades de nuestro país.

Rogelio Franco fue Secretario de Gobierno de diciembre de 2016 a noviembre de 2018, dirigente estatal del PRD, siempre ha sido perredista, y candidato plurinominal a una diputación federal en el momento de ser detenido, en marzo de 2020, con un amparo en la mano, es decir, horas después de que la ley de Ultrajes a la autoridad cobrara vigencia en Veracruz.

Se trató de un secuestro porque los policías debían acreditar que se resistía al arresto pero nunca mostraron credenciales que lo mismo podría ser un plagio y en este mundo todavía no hay nadie que trate de impedir ser privado de su libertad por cualquiera. Así, al no mostrar identificación alguna los policías que lo detuvieron, aseguran que el perredista los golpeó, con lo que echaron mano de la ley revivida horas antes del arresto por el motivo de ultrajes a la autoridad.

La permanencia de Rogelio Franco en la cárcel no está exenta de traiciones desde el momento de su detención, hasta cuando la defensa es adoptada por quien es su suplente en la Cámara de Diputados, Jesús Velázquez, quien a causa de una pésima defensa del caso se convirtió en el diputado federal plurinominal del PRD, que debió ser Rogelio Franco.

Así inició el largo peregrinar de Rogelio por cárceles y juzgados que todavía lo mantienen preso, sin motivos reales, porque ha mostrado ser inocente de todos y cada uno de los delitos que se le han imputado. La verdad es que se trata de un preso político que echa abajo todos los argumentos de los líderes de la 4T, cuando habla de libertad y democracia.

La Ley de Ultrajes a la autoridad había sido derogada por otras administraciones en Veracruz y en el resto del país, sin embargo, por una iniciativa de origen desconocido se discutió en el Congreso local y volvió a cobrar vida con el voto de la mayoría morenista, siendo el primero en aplicársele con todo rigor y de manera mañosa al ex Secretario de Gobierno a grado tal que se le llamó la Ley Franco ese grotesco remedo de ley llamado ultrajes a la autoridad.

Se le inculpó de varios delitos, ninguno de ellos grave como para no llevar su proceso en libertad sin embargo, luego de casi tres años de prisión sigue el castigo impunemente. Sin juicio, sentencia ni lógica.

De los delitos imputados al diputado Franco Castán, ninguno es grave, de tal manera que bien pudo llevar su proceso en libertad, pero los jueces seguían órdenes expresas de la Secretaria de Gobierno de la entidad y de la oficina de gobierno para no permitirle gozar de sus derechos. Luego de dos años y medio se le permitió tener prisión domiciliaria.

Aunque recien había obtenido un amparo sobre el delito de retención de menores, la Fiscalía General del Estado de Veracruz dio a conocer que se quedará como acusado.

El 5 de diciembre, se había dado a conocer que Rogelio Franco, había obtenido un amparo por el delito de retención de menores, acumulando seis ilícitos por los que el ex funcionario estatal obtiene la protección federal, es decir los amparos son a su favor, por lo que está detenido sin justificación y de manera ilegal.

Las posibilidades de retrasar más la libertad de Rogelio Franco se agotaron desde hace tiempo, las leyes que intentaron aplicarse contra Franco se derogaron o las acusaciones fueron sustituidas por amparos. No hay manera de mantenerlo preso más tiempo. Por lo menos si se trata de engañar a todos de que Rogelio Franco es un delincuente, ya la opinión pública sabe de las jugarretas legaloides de la justicia veracruzana, que actúa por órdenes superiores.

Mientras este proceso mantiene una dinámica de contradicciones y manipulaciones de la justicia, su hija Victoria, cumplía 11 años rodeada de amigos y amigas, compañeros de la escuela, familiares y vecinos, mientras de cuando en cuando, entre juegos y abrazos miraba disimuladamente a la puerta en espera de un milagro. Hay injusticias que derriban los milagros y combaten los sueños, sin importar que las víctimas sean niños que lo que quieren es un abrazo de su padre encarcelado injustamente por caprichos de los poderosos.

Cuando se defiende a la familia y se lucha realmente por la sociedad se toma en cuenta, principalmente a los niños, mismo que ahora sufren porque el caso de Rogelio Franco, no es el único ni la garantía de libertad es verdadera en México.

PEGA Y CORRE.– Extraño proceder de los argentinos, no solo por haber elegido por mayoría a Javier Milei como presidente de ese país, sino porque en su discurso de toma de posesión, anuncia que subirá los impuestos y todos le aplauden. Ese sí es fundamentalismo ciego y manipulación abierta… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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