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General Rebollo, preso del exceso

La revisión del caso del general acusado injustamente de vínculos con el narcotráfico

Por Ángel Álvaro Peña

La revisión de algunos casos que no fueron lo suficientemente transparentes ni justos será seguramente parte de las sorpresas políticas del próximo año.

La revisión del proceso del general Jesús Gutiérrez Rebollo, acusado de tener vínculos con el narcotráfico y de Mario Aburto, señalado como responsable de asesinar al entonces candidato del PRI a la Presidencia de la república, Luis Donaldo Colosio, seguramente darán mucho de qué hablar.

Por lo pronto, la petición al Presidente de la República de un exhaustivo estudio sobre el caso del militar crea una serie de expectativas que arrojarán cambios en el panorama político de México.

El general Jesús Gutiérrez Rebollo fue asignado a Guadalajara entre 1989 y 1996. En esos años, un coche bomba explotó frente al hotel Camino Real de la capital jalisciense, y en mayo de 1993 fue asesinado, en esa misma ciudad, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto, por un supuesto enfrentamiento entre narcotraficantes.

Jesús Gutiérrez Rebollo fue designado por el entonces Presidente de la República, Ernesto Zedillo como el ‘zar antidrogas’ en diciembre de 1996, al nombrarlo director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, se había ganado ese cargo a causa de la detención del narcotraficante Héctor El Güero Palma Salazar, uno de los líderes del cártel de Sinaloa, y a ex integrantes del cártel de Juárez.

Duró 72 días como Zar Antidrogas. El 6 de febrero de 1997, el general fue detenido y acusado por autoridades militares y por la PGR, de proteger al jefe del cártel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos.

Con base en supuestas grabaciones sobre pagos de Carrillo Fuentes al general, Gutiérrez Rebollo fue acusado de “protección” al narcotráfico, y después sentenciado con 40 años de cárcel. En total, tuvo abiertos 14 procesos penales, pero fue absuelto en 12 de ellos durante su estancia en prisión.

Pero eso es sólo la historia oficial. El 22 de mayo de 2012, Lilia Esther Priego y César Gutiérrez Priego, esposa e hijo del general Gutiérrez Rebollo, declararon que el general “habría sido detenido por indagar la relación entre narcotraficantes y la familia del entonces presidente Ernesto Zedillo”.

El general Rebollo fue llamado por el Presidente para que investigara a los funcionarios públicos que tuvieran relación con el narcotráfico. Luego de una investigación profunda el general entregó el informe al Presidente, donde se señalaba a la familia de su esposa Nilda Patricia.

Enrique Cervantes Aguirre, titular de la Sedena en ese momento, y su secretario particular, Tomás Ángeles Dauahare, operaron la detención del Zar Antidrogas.

Posteriormente, durante el sexenio de Felipe Calderón el general Dauahare fue retenido once meses en una casa de seguridad, acusado de vender cocaína a los alumnos de Colegio Militar.

Así, Felipe Calderón Hinojosa pactó con el crimen organizado. Una prueba de ello es la orden que dio Juan Camilo Mouriño, su primer Secretario de Gobernación, al General Mario Arturo Acosta Chaparro para reunirse entre 2008 y 2009 con los principales capos de la droga, compartió en entrevista el General en retiro Tomás Ángeles Dauahare, quien además recordó que él advirtió al entonces Presidente de los vínculos que tenía Genaro García Luna con el crimen organizado como determinó ayer un jurado en Estados Unidos. Lo cual fue la verdadera causa de su detención. En ese momento el general Ángeles Dauahare, sobrino nieto del general Felipe Ángeles, podría llegar a la titularidad de la Sedena.

Volviendo a Gutiérrez Rebollo, quien preso, aseguró contar con pruebas de los vínculos de los hermanos Amezcua Contreras con el padre y los hermanos de la esposa de Ernesto Zedillo, pero sus acusaciones fueron negadas por la PGR y por la Sedena, a pesar de que había grabaciones que así lo confirmaban.

En el documento confidencial de la FEADS, dependiente de la PGR, se confirma esa relación de la esposa, cuñados y suegro del ex presidente priista con el grupo de narcotraficantes que operaba en Colima y Estados Unidos.

César Gutiérrez Priego, hijo del general, apuntó: “Cuando mi padre llega a la PGR se da cuenta de que no había información en contra de los Amezcua. Él lleva esa información. Y se da cuenta de los vínculos que pudieran existir entre los Amezcua y la familia Zedillo iban más allá de los vínculos de amistad… Tenemos audiocasetes de los Amezcua con familiares de Nilda Patricia Velasco”.

El Presidente López Obrador solicitó al periodista Manuel Pedrero denunciar el caso ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque aseguró, no hay casos cerrados.

La justicia en sexenios anteriores dependía del Ejecutivo Federal, desde los jueces hasta los ministros de la Suprema Corte de Justicia estaban al servicio del Jefe del Ejecutivo.

La saña con la que actuó Zedillo para encubrir a la familia de su esposa deberá tener un castigo.

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