COLUMNISTAS

CÓMO MUEREN LAS DEMOCRACIAS

Lo sucedido en Venezuela nos debe alertar de los riesgos futuros.

El libro “Cómo mueren las democracias”, -de los autores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt-, nos muestran los cambios políticos en este mundo globalizado, que está en posición vulnerable frente a las ambiciones políticas de los autócratas que logran seducir electoralmente a las mayorías ciudadanas la primera vez con promesas populistas.

Si pensamos que las dictaduras nacen siempre de un golpe de estado promovido desde las fuerzas armadas, -o de una revolución-, estamos con la visión equivocada.  Eso sucedió en Brasil, Chile y Argentina, -por mencionar sólo unas-, hace más de 50 años. El golpe de estado de Chile se realizó en 1973 y el de Argentina en 1976. El golpe de estado de Brasil data de 1964.

La dictadura cubana surge a partir del movimiento guerrillero que en 1959 derrocó al también dictador Fulgencio Batista, el cual encumbró a Fidel Castro.

La dictadura en Siria inició con un golpe de estado en 1971 que encumbró a Háfez al Ásad, quien falleció en 2000 cuando aún gobernaba y heredó el poder a su hijo Bashar al Ásad, derrocado apenas hace unas semanas.

En contraste, las dictaduras contemporáneas surgen a partir de la democracia. Hugo Chávez ganó legítimamente la elección en 1999, por su carisma y promesas de campaña, pero a partir de ahí, -y hasta su muerte, acaecida en 2013-, nunca soltó el poder y aún logró heredarlo a Nicolás Maduro, quien ha fabricado “elecciones de estado” para mantenerse en el cargo.

A su vez, Daniel Ortega ganó las elecciones en Nicaragua en 2006 y a partir de que asumió el cargo en 2007 se ha mantenido en la presidencia durante cinco periodos consecutivos. La elección 2021 estuvo caracterizada por represión de movimientos sociales y encarcelamiento de candidatos opositores y críticos a su gobierno.

El modelo totalitario de gobierno nacerá en el futuro a partir del triunfo en elecciones legítimas. El único freno a los regímenes totalitarios será la presión internacional como la que hoy enfrenta Nicolás Maduro, lo cual lleva un gran riesgo de confrontación internacional, provocada por los dictadores acorralados, como hoy sucede con el venezolano, quien ha gritado a quien lo quiera escuchar que con el apoyo militar de Cuba y Nicaragua enfrentarán cualquier intento de afectación en contra de su gobierno.

Seguramente Maduro tendrá como un “as bajo la manga” el apoyo de Rusia, como potencia militar, y el de China. Sin embargo, en un entorno internacional tan complicado como el actual, Rusia está totalmente concentrada en su conflicto con Ucrania y seguramente China no querrá poner en riesgo sus inversiones comerciales en las principales economías capitalistas, contrarias y opuestas a la versión trasnochada de socialismo que promueven Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Lo acontecido en Siria con el dictador Bashar al Ásad, quien siempre estuvo protegido por Rusia y así logró superar exitosamente los anteriores intentos de echarlo del poder ofrece una luz de esperanza. Sin embargo, el contexto actual que tiene a Rusia ocupada con su conflicto doméstico con Ucrania, -que se le ha complicado-, impidió ofrecerle ayuda y en tan sólo once días un grupo de revolucionarios logró cumplir la hazaña de liberar a Siria de la vieja dictadura familiar de los Asad.

La soberbia de Maduro es infinita, pero la realidad puede imponerse, aún en contra de los pronósticos.

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