COLUMNISTAS

Refundar el INE

 

Por José García Sánchez

Ante la proximidad de una urgentemente necesaria reforma electoral debe analizarse la responsabilidad de los actuales 11 consejeros electorales en la descomposición de la oposición. Porque no sólo tomó como enemigo a muerte al gobierno federal, sino que nunca se preocupó por encarrilar las tareas propias de una autoridad electoral, encaminado a la oposición hacia tareas más productivas.

La sociedad misma exigió a la oposición ser más seria, pero se han pasado más de tres años cuestionando todo, rechazan leyes e iniciativas que ni siquiera leen; no saben de qué se trata y ya anuncian que no la aprobaran. Eso no es una oposición sino un club de resentidos.

El hecho de que haya una oposición desmembrada entre los partidos políticos que ni siquiera unidos pueden vencer al régimen, beneficia a los consejeros electorales porque ellos toman ese lugar, y al convertirse en oposición, desde el púlpito de la autoridad electoral, influyen más en la política y tienen más reflectores de los medios aunque violenten su tarea original y extralimiten sus funciones a grado tal que deberían ser juzgados no sólo políticamente sino penalmente.

Como grupo de presión llenan el hueco que deja vacante a la oposición y se erigen como el único contrapeso político, incluso apoyado por los partidos de oposición, que en una muestra de ingenuidad no advierten que el INE les arrebató su lugar.

La oposición está tan huérfana de apoyos que encuentra en el INE a un gran aliado sin darse cuenta que se trata del ente usurpa sus funciones y lo debilita cada vez que sus consejeros juegan a ser de oposición.

Es obligación del INE mostrar las atribuciones de cada partido cuya responsabilidad es pagada por los contribuyentes a través de las prerrogativas que entrega el INE, que debería supervisar el destino de esos miles de millones que entrega a los partidos. Pero los consejeros prefieren dejarlos morir solos antes que cumplir sus funciones, de esa manera ellos se autodenominan contrapeso ante los medios aunque en la realidad y la legalidad no sea así.

Entre los puntos de la reforma electoral que propone sólo 7 consejeros y no once, los círculos viciosos están cortados. Ya no deberán pagar la factura a los partidos al deberles el favor de llegar a ese cargo, será la población la que vote por ellos, muestra de que la democracia directa avanza.

La composición del INE y su esquema de selección de candidatos exige una preparación académica que no garantiza la aplicación de sus conocimientos adquiridos en una práctica dinámica y veloz como la realidad de los países de América Latina. Podemos apreciar hoy a una Europa entrampada en sus esquemas antiguos, incluso monárquicos, que sólo obstruyen el paso de la modernidad y ponderan la corona como actor político indispensable en su diario proceder.

América Latina tiene otro ritmo que deja los conocimientos teóricos a la zaga y sale de los esquemas tradicionales de la teoría política, de no ser así habría dentro de la academia, una alternativa de fortalecer a la oposición en México y otros países de la región.

La democracia se hace del pueblo y no de una élite académica formada en universidades particulares, con un proyecto muy viejo de ejercicio político y administrativo. En el INE el escalafón se todavía se rige por títulos académicos y no por la defensa de la democracia, entendida como el gobierno del pueblo, y el grado mínimo para ser consejero del actual INE es la maestría, la cual no puede cursar todos los que quisieran aunque tengan la capacidad intelectual de hacerla.

Esta condición no deja de ser excluyente y, sobre todo discriminadora, porque desde el sexenio pasado erigieron a escuelitas como el ITAM como las plataformas de despegue de los grandes funcionarios públicos.

El INE robó a la oposición su lugar y ahora quiere influir en la política como si estuviera en el poder. La democracia se debilitó con el actual esquema del INE y todos lo saben.

 

Twitter: @Josangasa3

 

 

 

 

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